
...y un día se le ocurrió entrar a una película...
El plancton supo organizarse, y de su reunión surgió un plan: actuando juntos y después de tomar unas cuantas víctimas podía surgir una nueva fuerza, impensable para cada uno de ellos. Las cabezas de los exploradores sacrificados para el experimento son sus nuevos ojos y cabezas. Su boca son todos.
El Fondo de Cultura Económica organizó, hace más o menos un año, una exposición de ilustración infantil sobre el Distrito Federal. Se trataba de representar algo de la ciudad pero sin recurrir a los lugares comunes. Pensé en los ajolotes, que son endémicos del Valle de México, y cuya presencia en la ciudad parece anacrónica, surrealista. Xólotl, el dios mexica que le dio su nombre al ajolote, temía sacrificarse junto con los otros dioses para darle vida a los hombres, y corrió a esconderse en distintos sitios para evitar la muerte. En cada sitio que se escondía se transformaba. Cuando se escondió en el agua, tomó el nombre de a-xólotl, o xólotl de agua; y la forma del ajolote.



