El Fondo de Cultura Económica organizó, hace más o menos un año, una exposición de ilustración infantil sobre el Distrito Federal. Se trataba de representar algo de la ciudad pero sin recurrir a los lugares comunes. Pensé en los ajolotes, que son endémicos del Valle de México, y cuya presencia en la ciudad parece anacrónica, surrealista. Xólotl, el dios mexica que le dio su nombre al ajolote, temía sacrificarse junto con los otros dioses para darle vida a los hombres, y corrió a esconderse en distintos sitios para evitar la muerte. En cada sitio que se escondía se transformaba. Cuando se escondió en el agua, tomó el nombre de a-xólotl, o xólotl de agua; y la forma del ajolote.
La deidad está relacionada con las transformaciones, y con la vida y la muerte. Es hermano gemelo, pero monstruoso, de Quetzalcóatl, y también su transfiguración.
El ajolote, además, es una permanente larva de una salamandra que nunca llega a ser.
Por todo, se me ocurrió que estaba bien hablar de la ciudad como del ajolote que en el juego de las transformaciones y las pequeñas muertes permanece.
1 comentario:
parecido a un pez con cuatro pies!!
y se dice que tiene muchas propiedades…
El diccionario de zoología náhuatl dice que - es comida sana aunque provoca la actividad genésica-, yo por mi parte, he oído que en jarabe es bueno para la tos y el resfriado y lo más extraño de todo es que este ser, rara vez alcanza su forma adulta, pero ha desarrollado la habilidad de alcanzar madurez sexual conservando las características de su estado larvario.
y a demás... no tiene .. parpados!!
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