Estas son casi todas las ilustraciones que presenté para el concurso de Teatrio en Venecia. Ni gané, ni me seleccionaron, jeje. El tema era los fantasmas. En mis ilustraciones quería hablar de las historias que guardan los objetos, en este caso una silla, y de cómo podían quizá recrearse cuando no hay nadie.
Monsieur Juan Palomino, esta serie es de una finura y una plasticidad exquisitas. Tiene el encanto de las sillas, esos muebles maravillosos que igual sirven para sentarse a llorar, para pegar patadas de enojo, para esconderse debajo, para ser lanzadas contra las paredes que contra las cabezas en los saloons del oeste o al fuego el día en que se acabó la leña. Un día me va a tener que cambiar usted una de estas sillas por otra cosa (las mariscadas no valen, esas has de ser totalmente desinteresadas). Saludos y caramelos masticados.
a mi tampoco me seleccionaron señor palomino! buaaasnif y bue! su trabajo esta precioso, muy bonito. Hola señora aitana ahi arriba, le saludo desde aqui abajo. Besos! ceci
Aitana: definitivamente a esta serie le faltó la silla en saloon del oeste, a punto de impactar la faz de fornido vaquero mientras todos siguen bebiendo porque así son los días en el salvaje far west... Y bueno, ya haremos negocios más adelante. Qué tal un trueque de silla por, no sé, un barquito en el mar, de noche? Ceci: Igual y por no tener la escena del saloon todo salió mal. no? Ni modo, será la próxima. Y bueno, la verdad, al final se privan los de Teatrio y sus lectores de nuestro talento, allá ellos, jeje. Gran placer tenerla de visita por aquí. (Me imaginé que se asomaran, desde sus fotos, para saludarse, como vecinas en edificio de departamentos. así debería ser.)
Ahhhhh! pues ahí está todo. Gracias anónimo. Y, por qué no se pone un nombre? (aunque me lo pueda imaginar), que no lo tomamos a mal. Ya tiene Q, para los italianos del futuro, y para que en teatrio se golpeen con la palma la frente, jejeje.
5 comentarios:
Monsieur Juan Palomino,
esta serie es de una finura y una plasticidad exquisitas. Tiene el encanto de las sillas, esos muebles maravillosos que igual sirven para sentarse a llorar, para pegar patadas de enojo, para esconderse debajo, para ser lanzadas contra las paredes que contra las cabezas en los saloons del oeste o al fuego el día en que se acabó la leña. Un día me va a tener que cambiar usted una de estas sillas por otra cosa (las mariscadas no valen, esas has de ser totalmente desinteresadas).
Saludos y caramelos masticados.
a mi tampoco me seleccionaron señor palomino!
buaaasnif
y bue!
su trabajo esta precioso, muy bonito.
Hola señora aitana ahi arriba, le saludo desde aqui abajo.
Besos!
ceci
Aitana: definitivamente a esta serie le faltó la silla en saloon del oeste, a punto de impactar la faz de fornido vaquero mientras todos siguen bebiendo porque así son los días en el salvaje far west...
Y bueno, ya haremos negocios más adelante. Qué tal un trueque de silla por, no sé, un barquito en el mar, de noche?
Ceci: Igual y por no tener la escena del saloon todo salió mal. no? Ni modo, será la próxima. Y bueno, la verdad, al final se privan los de Teatrio y sus lectores de nuestro talento, allá ellos, jeje.
Gran placer tenerla de visita por aquí.
(Me imaginé que se asomaran, desde sus fotos, para saludarse, como vecinas en edificio de departamentos. así debería ser.)
Pues es que Quando lleva Q, no C. Por eso los italianos no entendieron nada.
Salud
Ahhhhh! pues ahí está todo. Gracias anónimo. Y, por qué no se pone un nombre? (aunque me lo pueda imaginar), que no lo tomamos a mal. Ya tiene Q, para los italianos del futuro, y para que en teatrio se golpeen con la palma la frente, jejeje.
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